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Sí, sé que es duro. Un golpe para tu ego en el mejor de los casos. Pero al fin y al cabo, qué prefieres, tu ego o perder tu valioso tiempo sistemáticamente cada semana?
Ejemplo práctico: salgo de uno de mis míticos meetings de la muerte. Casi 4 horas, 14 personas, un desastre total, salimos igual que entramos, pero más viejos. A la salida pillo a Komander por banda y le sugiero:
- Komander, mira, que he pensao, que somos pocos en los meeting. Yo invitaría también a los de finanzas y a los de mantenimiento. Alquilamos una carpa y ya está.
- Más gente aún? Si lo que habría que hacer sería quitar! [A veces pienso que es todo cuestión de llevarme la contraria...]
- Cómo? “quitar”? Invitar a menos gente dices? Interesante. Si tan solo supiésemos cómo reducir los participantes. Ya sé, podríamos invitar solo a esos que no dicen nada y se pasan todo el meeting leyendo correos. Los que solo interrumpen para decir tonterías.
- Uhm, no sé. Yo creo que lo mejor sería dejar solo a los que pueden aportar algo no? [si es que en el fondo la teoría se la sabe... Solo tienes que hacerle ver la luz]
- Ah, fijaté tú! O sea, los que llevan meses currando en ésto y te saben decir en un milisegundo los pros y contras de todas las opciones, que por cierto, ellos mismos evaluaron?
- Sí!
- Genial, cómo no se me había ocurrido! Por cierto, eso sí, la agenda la eliminamos. Que cada uno hable de lo que quiera cuando quiera, que fluya la creatividad!
- Buff, pero es que así los meetings se hacen eternos! Si tener la agenda es bueno, lo único que tendríamos que respetarla…
- Ah sí? Que habría que respetar la agenda? Qué gran ocurrencia! Entonces, quieres que a partir de la semana que viene invitemos solo a los que tengan algo que aportar e insistimos en que se siga la agenda, no?
- Sí, eso he dicho!
Aaaaahhhhh, todo sea por la ciencia...
Grandioso! Voy a aplicar tu metodología!
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