Ayer y hoy

Un año más, llega la Navidad, ese periodo entrañable de paz y amor, lucecitas, marisco por las nubes, alegría, fraternidad... y sobretodo: reencuentros. Para mí la ronda de reencuentros navideños comenzó este sábado pasado, starring: mis amigas de toda la vida. No es fácil, porque hay que cuadrar un doodle entre unas cuantas con estilos de vida de lo más dispares, cada una con su agenda, sus suegras, sus hijos, sus parejas y sus planes de fin de semana.

No puedo evitar una sonrisa nostálgica, resignada, mientras escribo. Quién nos ha visto y quién nos ve! Nosotras, que para quedar un viernes lo arreglábamos... el mismo viernes. Ahora, para quedar un sábado, tenemos que empezar los trámites un mes antes. Y aún así, no encontramos una sola coordenada espacio temporal que le venga bien a todas. Nos toca hacer doble sesión: café, opción preferida de las madres, y cena, para las más osadas.
  1. Café con las madres
Queridas todas, basándome en la experiencia del sábado, recomiendo a toda aquella que quiera quedar con sus amigas madres y los infantes de éstas, que lo haga, a poder ser, en un parque. El café ya os lo lleváis en un termo. Obviamente, como habréis deducido, nosotras no quedamos en un parque... sino en un cafetería! Seis criaturas trajeron mis amigas, dos de ellas en carricoche (que resultaron ser bastante pacíficas) y otras cuatro con capacidad locomotriz.

Así, ambientadas por una “sutil” melodía de fondo a mano de los retoños, y en los huecos que dejan las interrupciones, nos contamos lo poco, muy poco, que facebook esconde. Repasamos los últimos embarazos, bodas, divorcios y segundas nupcias (que haberlas haylas) y si el tímpano aguanta (yo tengo la teoría de que al dar a luz te instalan un filtro pasa alto que te permite conversar con normalidad en estas condiciones...), se culmina con las batallitas de aquellos maravillosos años. 

Mi pobre reloj biológico! Tras veladas como ésta entiendo muy bien a los padres que aseveran adorar a los niños... pero a los suyos propios!

  1. De cena con las osadas
Hubo una época en que, empezando a la una de madrugada (así, sin forzar) se conseguía fácilmente el desayuno a base de chocolate con churros.

Pero de eso hace muuuucho, muuuucho tiempo. 

Ahora se empieza con una cenita a las diez (que ya sabemos que acaba siendo a las once, pero bueno, esa es otra historia) que viene a ser como el café de la tarde, pero con sangría. Sigue habiendo melodía de fondo, pero ahora compuesta por tonos mucho más graves.

La cena transcurre tan animada, que cabría pensar que nada ha cambiado... hasta que alcanzamos el momento crítico en el que decidimos “movernos a algún sitio”. Pongo las comillas porque aquí se produce el mayor escapismo de la noche. El “otro sitio” bien puede ser la casa de una. Si éramos diez, sin saber muy bien cómo, a la puerta del restaurante llegan la mitad. Las otras se "escapisman". Y aún no es ni la una!

Para mi sorpresa, yo no soy ninguna de las escapismadas (que a veces también ha pasado) con lo que tengo que afrontar el siguiente decission making de la noche: y a dónde vamos? Me miran a mí, que llevo casi veinte años fuera del pueblo! Alguna se arranca:

  • Podríamos ir a [nombre de bareto cualquiera]
  • [Servidora] Y eso dónde para?
  • Tía, sí, lo que antes era [otro nombre de bareto cualquiera]
  • [pocker face] Y antes de eso cómo se llamaba?

Para no hacerlo largo, cuesta acordarse de todos los nombres del bar en cuestión hasta llegar a aquellos “mis tiempos”. Menos mal que alguna aún sigue un poco “in” y eventualmente llegamos a algún sitio con jaleo. Sííííí! Let the party start! Uuuuuhhhhhh!!! Y así, como locas, por lo menos, por lo menos... media hora. Entonces empiezan los bostezos... y pensar que hubo una época en que nos faltaban bares! que la semana de fiestas del pueblo se nos quedaba corta!

Será verdad que los años no pasan en balde...

Solo una no bosteza: la madre del café a la que hemos convencido para venir a la cena. Porque si esta mujer, que la última vez que salió pagábamos en pesetas, ha conseguido encasquetar a sus cachorros lo suficiente como para acabar en un bar a la una y media de la mañana... no va a desistir tan fácilmente! ;-)


De perros y frisbees

Sabes esa sensación que experimentas cuando, tras meses y meses entrenando, por fin consigues meter un triple? O cuando finalmente encajas la última pieza de un puzzle de 1000 piezas? O mi favorita, por su capacidad gráfica, cuando después de todo ese tiempo entrenando a tu perro para que coja el frisbee... un día se lo tiras y lo agarra! Y entonces comienza a sonar el cuarto movimiento de la sinfonía número nueve de Beethoven y tú saltas de la alegría y de fondo aparecen palomas y fuegos artificiales, enmarcando una estampa digna de pasar a los anales de la civilización.


Pues el pasado 6 de Octubre mi perro, tras un doble tirabuzón invertido, agarró el frisbee…

Os cuento:

Habréis notado que llevo una temporada sin despotricar sobre Komander, lo cual solo tiene dos posibles explicaciones:

1) Komander ha sufrido una transformación metafísica y se ha convertido en el entrañable jefe que todos deseamos.

2) Komander ha desaparecido de mi vida.

Si conocieseis a Komander sabríais que únicamente una de estas dos opciones es físicamente posible... Pero dejadme que os cuente:

Todo comenzó este verano (por llamarlo de alguna forma), como no podría ser de otra manera, en el corral de la Pacheca. Entre marrones y café alcancé a escuchar uno de los rumores más jugosos de los tiempos de Mordor: "se haaaaaceeeee saaaabeeeer… que a finales de verano, se nos reestructurará". Se me alegró el día! Dándole la credibilidad absoluta que un rumor del corral de la Pacheca se merece, comencé con el cuento de la lechera: que sea a mí, que sea a mí, que sea a mí! que me cambien de jefe, que me quiten a Yusles, que me manden a un departamento ejemplar donde todo sea caramelos, mariposas y nubes de algodón.

Ya estaba casi rezando cuando me acordé de Woody Allen y de mi madre a partes iguales: “nada es tan malo que no pueda ir a peor” y “más vale malo conocido…”. A ver si me sale el tiro por la culata... Y si mi nuevo Komander es aún peor? Y si en lugar de uno, acabo con tres Yusles en el equipo? No lo puedo evitar, toma control de mi persona el hombrecillo verde que habita en mi hombro derecho… es decir, el pesimista (o el que ya sabe más por viejo que por diablo) y así he pasado estos meses, a lo Oscar Wilde, temiendo lo que deseo por miedo a que se cumpla.

Pues bien, ya os imagináis el final de la historia: un día se abrió el cielo y me envió un ángel alado en forma de email que confirmaba que mis deseos se hacían realidad. Desde el día 6 de Octubre estoy “restructurada”. Consecuencias:

- Ahora trabajo en el edificio sur (=bueno, más calorcito)

- Me he despedido de Komander y de Yusles (=bueno)

- Me he despedido de Chefin y de Prudencio (=lastimica!)

- Me he despedido (o mejor dicho, he puesto tierra de por medio) del corral de la Pacheca (=malo)

La mejor de las noticias es que llevo ya un mes en mi nuevo equipo (que ya os presentaré más adelante) y aún no he identificado al inútil. A ver si tengo la suerte de mi vida y por una vez… soy yo! :-)

El bosque cementerio

Una nada despreciable cantidad de individuos, la mayoría, ante la posibilidad de mudarse a vivir al lado de un cementerio, contestarán con elusivas incluyendo vocablos del tipo: “grima”, “mal rollo”, “yuyu”, “lagarto, lagarto” y suma y sigue. En algún momento yo fui una de ellas, pero todo eso cambió en Irlanda, donde descubrí lo increíblemente bonito e inspirador que puede resultar un cementerio. Y ahora, viviendo al lado del más bonito de Munich, palabras como “yuyu” o “mal rollo” son las últimas que me vienen a la cabeza.

Por un lado, indiscutible, está la proximidad a la muerte. Si bien todos entendemos que tarde o temprano nos va a tocar, en ocasiones, juzgando por la facilidad con la que empleamos el término “problema”, parece que se nos olvida. A veces, desgraciadamente, nos tiene que pasar algo realmente duro para que las trivialidades que nos abruman cada día recuperen el nivel de insignificancia que realmente les corresponde en la escala de valores de nuestra vida.

Cada vez que entro (y sobretodo, salgo) de este lugar, siento que mis prioridades vuelven a su sitio y cada cosa tiene la importancia que tiene, ninguna más. Y también, escribo entradas como esta... Posiblemente (sin duda) lo vea así porque no son los míos a los que entierran aquí cada día. Pero éstos también han caído y seguirán haciéndolo. Y si mi dolor sirve para que otros aprecien más la vida, pues qué mejor salida.

Luego está la paz. “Friedhof” (“cementerio” en alemán) literalmente traducido, significa “patio de paz”. Y en el bosque cementerio, la paz es tanta que no cabe. Las tumbas, muchas centenarias, a veces pequeños panteones, están perfectamente integradas en el paisaje, en absoluta armonía. Si te pierdes lo suficiente como para llegar al centro, encontrarás un lago rodeado de espacio y de silencio. Y si normalmente es precioso, en otoño es que no tengo palabras. 
Para que veáis que no exagero lo más mínimo, aquí dejo algunas de las fotos que he tomado estos días.








"Food for thought" para esta tarde de domingo:

“Aprende como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir mañana.”
Mahatma Gandhi


Mamá 3G


Recuerdo perfectamente la campaña promocional que me tuve que currar, allá por los tardíos noventa, para convencer a mi madre de la necesidad de un microondas. Allí estaba ella, calentando la leche con el cazo, calentando el agua con el cazo, calentando la comida de ayer… lo adivináis? con el cazo! Doce cazos para fregar al día.

- Mamá, te conviene comprarte un microondas.
- Eso da cáncer.

Tontería era, de ahí no la sacaba. Al final, lo compré yo, lo puse en la cocina y comencé a utilizarlo delante de ella y su cazo. Le costó, cierto, pero, cual perrillo curioso, poco a poco se fue acercando y ahora son inseparables.

Tres cuartos de lo mismo pasó hace dos años con la tostadora. Viendo que cada día sacaba la plancha para hacerse sus tostadas, media hora por tostada, le comenté:

- Mamá, te conviene comprarte una tostadora.
- Una tostadora? Pa qué?

Erre que erre. Qué tuve que hacer? Comprarla yo (empiezo a pensar que lo que es es muy, muy lista). En mi siguiente visita la tostadora ya era una más de la familia:

- Es que tu padre prefiere las tostadas de la tostadora [y ella también, solo que no cree necesario mencionarlo].

Bueno pues, con estos antecedentes de adaptación tecnológica, casi que me daba miedo sacarle el tema…, así que para mi última operación me armé de arriba abajo, cargada de argumentos irrefutables sobre las ventajas del 3G. Hará cosa de un mes:

- Mamá, te conviene comprarte un móvil 3G.
- Yo había pensado que mejor uno con wasap…

Toma ya! Esa misma madre enemiga acérrima de la tecnología, me dice que quiere un móvil, pero con wasap(!!), que todas sus amigas lo tienen y ella quiere tener también. Hay que j#derse!!

Allá que nos vamos de compras, a dar el salto del ladrillo (no, no estoy exagerando) al 3G nada menos. Los trasteamos todos. “Este es muy pequeño”, “aquí no me apaño yo para escribir”, “pero hay que tocar la pantalla y ya está?”

Tras varias horas (sigo sin exagerar), encontramos uno a cuyas dimensiones mi madre parece dar el beneplácito. Lo peor estaba por venir: el curso de usuaria.

Sin ánimo de entrar en detalles, solo diré que me volví a Alemania dejando atrás una pila de procedimientos, Servidora-made: “wasap paso a paso”, “Skype y yo”, “correo electrónico para dummies”, “cómo mandar fotos en tres pasos” y a una madre saturada y temblorosa tras la inmersión en la pantalla táctil y el mundo de las aplicaciones.

Y entonces se obró el milagro…

No sé a qué entrenamiento la han sometido sus amigas o, sobretodo, su peluquera, pero ahora manda varias fotos a la vez, sabe reenviar, quiere abrirse una cuenta de “feisbur”, domina varias aplicaciones abiertas simultáneamente y me spammiza a más no poder con todo tipo de “y si no lo mandas a siete personas más, tu perro será atropellado”. Ah, y eso sin mencionar su nueva faceta “escaneadora”-compulsiva, consistente en fotografiar foto a foto álbumes enteros para su posterior distribución via wasap.

Quién la ha visto y quién la ve! [yo, en skype, todos los días]


Hablemos del tiempo

Vaya, vaya con Servidora, que así a lo tonto, a lo tonto se ha pasado un mes desaparecida del blog…

Pues sí, eso he hecho. Cabría pensar que he estado de mes sabático por Sudamérica, o que acabo de volver de una misión en África, que he pasado el mes sometida al cruel tutelaje de Pai Mei o que he estado haciendo un intensivo de polaco (ninguna de las cuales hubiese sido mala idea, dicho sea de paso). Pero lo cierto es algo mucho más mundanal que todo eso. A lo que me he dedicado en cuerpo y alma este último mes ha sido básicamente a perder el tiempo.

Me ha costado reconocerlo. Perpleja ante la frustración de no dar abasto comencé a indagar en el asunto. No hay excusas, las cuentas salen. Dos son los sumideros de tiempo que he identificado: el primer lugar, se lo llevan las series. “Miss Octubre” en este caso tiene nombre y apellido: Bad, Breaking Bad. Pobre de mí! Con esas críticas que se gasta, como no iba a caer… y claro, yo que soy de hacer las cosas “bien”, me puse al cien por cien y total, que se me ha ido el mes. La buena noticia es que ahora que me la he acabado voy a tener bastante tiempo, claro está, hasta que vuelvan Juego de Tronos y Malviviendo. El otro gran contribuyente a la pérdida de tiempo: el teléfono. Ya no solo por su función de teléfono, sino por wasap, Facebook, Skype, 2048… En fin, ya me entendéis.

Sé lo que estáis pensando. Y el blog? No es otra pérdida de tiempo?

En absoluto!!

Desde que lo empecé todo han sido ventajas:

1) Me auto-parto de risa escribiendo, que oye, no veas la pasta de psicólogo que me ahorra.

2) He conocido a otras tantas que están tan igualmente de atar como yo (véase Sandra o Arabella), que de alguna manera también ayuda.

3) He descubierto mi incuestionable potencial artístico.

4) He aprendido de todo:
  • Veinte formas baratas de enviar cualquier tipo de bien de “a” a “b”, via el tráfico de aceite.
  • Gracias a Sabela, ahora sé que el arbustillo del desierto se llama estepicursor.
  • Sara me ha enseñado que un japonés sopa en una reunión en realidad está practicando Inemuri.
  • Increíble pero cierto, como a bien tuvo explicarme Tallahassee, además del verde también hay un Hulk rojo.
  • Gracias a Ciudadano P, me he enterado de que un bodorrio no es lo que pensamos, sino todo lo contrario (oséase, una boda humilde), lo cual me lleva al siguiente punto:

5) La RAE es ahora mi mejor amiga, junto con otros tantos blogs de enseñanzas lingüísticas, gracias a los cuales he escrito correctamente “dar abasto”, frente al “dar a basto” que me pedía el cuerpo. Y por si todo falla, también tengo correctora de textos con nombre y apellidos, que me tira de las orejas si me dejo un diacrítico… y alguna otra barbaridad que se me escapa de vez en cuando.

En fin, que antes me dejo las series, Facebook, wasap o el trabajo si hace falta, que mi querido fackitol!

Que por cierto… hoy cumple su primer año.


El "libre" comercio

En un arrebato de creatividad, me ha dado por estrenar sección en el blog: Germanosidades, que, como su nombre "indica", no son más que curiosidades germanas. Mira que hay para elegir! El Frei Körper Kultur (o el arte de ir en bolas), el Almabtrieb (o cómo disfrazar a tu vaca), el Maibaum o árbol de mayo, el tanz in den Mai o "entrar en mayo bailando" (como veis mayo da para mucho) y una larga lista de etc, etc.

Como por algún sitio hay que empezar, he decidido escribir el primer post de Germanosidades sobre el "libre" comercio, que, como veréis a continuación, nada tiene que ver con el libre comercio que todos conocemos. Y es que desde el primer día que puse el pie en este país vivo fascinada por el civismo que se respira, pilar fundamental sobre el que se sostiene la transacción comercial en cuestión: el "libre" comercio.

Supongamos que te apetece una tortilla a las 3 de la madrugada de un domingo... y no te quedan huevos en la nevera. No pasa nada! te vas a uno de estos establecimientos, abres la nevera, eliges los huevos que más te gusten y pagas en la caja situada convenientemente al lado de la nevera. Así de sencillo!

Que llega Halloween y te pilla sin calabaza? Te vas al campo, buscas un puesto de éstos y tres cuartos de lo mismo: eliges tu calabaza, buscas la más parecida en el inventario de existencias estratégicamente ubicado al lado de las calabazas, se la pagas a la caja y a casa con ella.






















Unas florecillas para alegrar la casa? Más fácil imposible. Si encontrar la calabaza puede resultar más desafiante, los campos de flores están por todas partes. Además, vienen con su cuchillo y todo. Eliges a la víctima, la cortas, la pagas, y te la llevas.



Vayamos ahora al sector transporte. Comparemos la "libre" entrada al metro de Munich con la """libre"""(!!!) entrada, por ejemplo, al de Madrid. Sobran las palabras.


Y bueno, este último no entra en la categoría de "libre", pero lo he incluido porque me hace mucha gracia. Quién adivina qué venden aquí?




Y tú? Has encontrado más ejemplos de "libre" comercio, en Alemania o en cualquier otro país? Mándamelo o déjalo en los comentarios!! Ich freue mich!



Un día de perros

Según la escala de cada uno, puede haber diversidad de opiniones a la hora de definir qué es “tener un día de perros”. Vas al trabajo y te despiden? Pues sí, un día de lo más torcido. Vas a la peluquería y te hacen el pelo que quería la clienta de al lado? Pues según a quién le preguntes (y según qué quiera la clienta de al lado). Se te rompe el tacón de la sandalia? Gilipollez (incómoda, pero gilipollez al fin y al cabo).

Pero, un día en el que, después de pasarte media jornada laboral defendiendo los derechos de gays y lesbianas (situación surrealista donde las haya), coges el tren de vuelta a casa a las siete de la tarde, recoges tu bici de la estación, empiezas a pedalear camino a casa, pinchas la rueda trasera a medio camino (mal año para mis ruedas!), sigues andando y cuando estás a tres manzanas, comienza a llover (pídele cuentas a Murphy), llegas a casa a remojo cual torrija y cuando tiras a abrir la puerta, se te parte la llave en la cerradura... Por encima de toda duda razonable, creo que estaremos de acuerdo en calificar tal día como un día de perros “de libro”. 

Y ahí estoy yo, con cara de tonta, para escurrir, mirando la cerradura. Tenía que pasar. La llave estaría certificada para, pongamos, 50000 usos y este era el 50001. Matemática pura... o refranero popular: lo que no pasa en cien años, pasa en un día. Nada personal.

Metido en un bolsillo del “sub_bolso” en un compartimento de la compleja estructura que es el bolso de una mujer, mi móvil ha sobrevivido al aguacero. Llamo al cerrajero que, como después descubriré, al ser las 20:01, la tarifa a aplicar ya no es la “normal” sino la “golden-plus”, también conocida como “púa-total”. 

El cerrajero es un hombre de pocas palabras más bien tirando a ninguna. Entiende rápidamente, supongo que por el charco, de qué puerta se trata. La ausculta, prueba con una lámina de plástico, luego con un alambre de su caja de herramientas. Vamos, nada que no pudiese haber hecho yo con una tarjeta de crédito y un clip. No funciona. 

Sin mediar palabra, deja la puerta y se dirige pasillo arriba hacia la escalera. Intuyo que necesita algo del coche. A punto estaba de decirle que se le olvidaban las llaves en la caja de herramientas cuando, para mi estupor, veo que el señor de dos metros y unos 120 kilos de peso se gira y se dirige hacia mi a toda velocidad. Bang! Patada a la puerta, puerta abierta, cerradura y trozo de pared adheridos a la puerta. 

  • Son doscientos euros [ahora sí que habla]. 

Cara de poema la mía. Imaginaros a un niño al que le acaban de quitar vilmente su helado, pues igual. Con un hilo de voz y sin apenas creer lo que acabo de presenciar, pregunto: 

  • Y la puerta, quién la paga?

Ni lo sabe, ni le importa.

En días de perros de libro como éstos, torcidos a más no poder, con el humor por los suelos, una mala leche importante y la vena homicida a reventar, solo hay una cosa que puedes hacer: Fackitol más que nunca! Cierras tu puerta con una toalla y un trozo de precinto MacGyver-style y te vas al centro a buscar a tu novio.

Tal alineación planetaria hay que celebrarla!


Viviendo y aprendiendo

Imagen de Ciudadano P
Esta semana me salgo del guión de la mano de Multicoolty, que me ha hecho una entrevista “veraniega” (quien me lea desde Alemania entenderá el por qué de las comillas) para su blog sobre expatriados en Alemania.

Aquí os dejo el link a la entrevista, en inglés.
Los que prefiráis una versión cervantina, podéis seguir leyendo una tradución muy, muy libre de la misma (para los que ya me “conocéis”).

Ya que estamos, si tú también eres o has sido expatriada/o, cuéntame tu experiencia!

Ahí va.

  • Cuándo y por qué viniste a Alemania?
 Allá en 2004, recién licenciada, cuando el mundo todavía no hablaba de crisis y en mi país era impensable que el precio de la vivienda pudiese alguna vez desplomarse, Servidora recibió una oferta laboral para venir a Alemania, Pepa. Una oferta que no pude rechazar. Así fue como comenzó mi aventura germana. Se suponía que iba a ser por un par de años, pero una cosa llevó a la otra y diez años y tres ciudades más tarde (las mudanzas ni las cuento), aquí estoy, disfrutando de la vida en mi querido país adoptivo.

  • Cómo fue tu integración? Encontraste alguna dificultad? Hablabas el idioma?
Cuando llegué aquí tan solo podía chapurrear algo de inglés, de alemán, cero patatero. Para arreglarlo, me tiré de cabeza a la piscina yéndome a un piso compartido con alemanes. Mano de santo. En seis meses ya me defendía y a los dos años ya hablaba alemán. En el trabajo, tanto mi jefe (que poco o nada tenía que ver con Komander) como mis compañeros facilitaron muchísimo mi adaptación, preocupándose en todo momento de que estuviese bien y ayudándome en todo lo que hiciese falta.

Así que para mí integrarme en la sociedad alemana, lejos de una “dificultad”, fue un enorme placer. Creo que si eres respetuosa hacia sus formas y costumbres y te tomas el tiempo y el esfuerzo que lleva aprender su idioma, descubrirás que los alemanes son mucho más que su cliché.
 

  • Qué es lo que más te choca de Alemania (bueno y malo)?
Lo que más me choca positivamente es el inmenso civismo que muestran los alemanes, el respeto que profesan tanto hacia el individuo como hacia la sociedad en general (con la excepción, por supuesto, de mi vecino). Los alemanes son honestos y sinceros (a veces demasiado!) y esto es algo que valoro mucho!

Un efecto secundario de esta "rectitud" puede manifestarse en forma de "inflexibilidad". Normalmente no es un problema, pero a veces se vuelve ridículo. Mi ejemplo favorito: la carta de un restaurante ofrece "espagueti boloñesa" y "tallarines cabonara". Si lo que de verdad te apetece es espagueti carbonara... buena suerte!!!
 

  • Ha cambiado tu estilo de vida desde que viniste a Alemania? Si sí, cómo?
Totalmente. Pasé del horario español a comer a las 12:00, cenar a las 19:00. Ya tengo planes para 2015, mientras que en España posiblemente no sabría qué voy a hacer el viernes. De hecho, volver a España es ahora para mí un "shock cultural", que ha patrocinado el famoso post de la "alemanización". Por ejemplo, ahora, cuando sale el sol, dejo lo que sea que esté haciendo y entro en modo cangrejo. Lo primero es lo primero, que no se sabe cuándo vas a volver a verlo!

  • Puedes decirnos algún "error cultural" que hayas cometido en Alemania?
Si bien con el tiempo puede que los alemanes pasen a ser tus fieles amigos, esto desde luego no sucede de un día para otro. Cuando me mudé a mi primer apartamento, fui uno por uno tocando los 26 timbres de los 26 vecinos para anunciar mi llegada al edificio, a la ciudad y al país. Sin reparar en gastos informativos. Solo diré que no es así como funciona la cosa...

  •  Qué siginifica Multiculturalismo para ti?
Para mí multiculturalismo es sinónimo de enriquecimiento. Si bien una cultura distinta puede resultar difícil de asimilar y de adaptarse (créeme, integrarme en China fue una historia muy distinta), lo cierto es que la experiencia siempre es enriquecedora: poder trabajar con compañeros de distintas nacionalidades, tener amigos "de" y "en" muchísimos países distintos, sin olvidar a mis amigos y familia españoles y, cómo no, a mi querido Polanski.

Multiculturalismo es una forma de vida, por suerte, mi forma de vida. 


  • Recomendarías la experiencia?
No puedo más que recomendar cualquier experiencia internacional (no necesariamente tiene que durar 10 años!). Esta es mi cuarta vez viviendo en el extranjero, y cada país en el que he vivido me ha aportado mucho más de lo que pude imaginar.

Viviendo y aprendiendo. Siempre. 

La operación "Zeitung"

Sabes cuando, tras un día agotador deseando pillar la cama, te vas a dormir y no puedes por ese mosquito al que oyes pero que no ves? O cuando se te mete una pestaña en el ojo y no la encuentras? O el chirrido de la tiza en la pizarra? Pues lo que me está tocando a mi ahora mismo soberanamente las narices es algún vecino que ha decidido hacer de mi buzón su papelera particular.

Como lo oyes, la criatura (todavía sin identificar), tiene a bien pasarme todos los domingos su periódico. El de propaganda, no os penséis que me regala el New York Times. Y ya van meses! Que digo yo: qué le costará tirarlo al contenedor de papel, que está justo al lado de los buzones, supongo yo que para estos casos? Pues no, a mi buzón, pa fastidiar.

Si eres un ser racional, de sangre fría, sopesas: y qué más me da un periódico que dos? Cuánto más me cuesta echarlo al contenedor del papel? Pues pongámosle cinco segundos por domingo, oséase doscientos sesenta segundos al año, total, redondeando y tirando por lo alto, cinco minutos. Vale la pena cabrearse por algo que te supone cinco minutos al año? El ser racional, pero de sangre caliente, elegirá la respuesta visceral: sí. Tal que si te hubiesen abofeteado con guante y guante. Como si de una ofensa a tus ancestros se tratase.

Supongo que habréis deducido a cuál de las dos categorías pertenezco. Me lo estoy tomando como mi “quién mató a Kennedy” particular. Tengo que averiguar quién me pasa su periódico cueste lo que cueste y caiga quien caiga! En ello estoy, dedicada en cuerpo y alma a la operación “Zeitung”. Semanas llevo con Conan Doyle en la mesita de noche, para cenar, capítulo de CSI, planteándome muy seriamente comenzar a hacer guardias, instalar una cámara, un sensor, algo. A todo esto Polanski (de sangre fría), con el grito en el cielo (por mí, no por el vecino, que sería lo "lógico"...).

A punto estaba de liar la de Chacal, cuando el pasado domingo quiso la casualidad que me encontrase con el repartidor del periódico a la vuelta de comprar el pan. Se me encendió la bombilla. Subo corriendo, cojo un boli, espero un tiempo prudencial, me cercioro de que no hay vecinos mirando (para que no vean que estoy “de atar”) y uno por uno saco cada periódico, escribo la fila y la columna de su buzón en la portada y lo vuelvo a dejar donde estaba [esto hay que leerlo con risa maléfica de fondo]. Y a esperar...

Poco duró la espera: el mismo domingo por la tarde picó el anzuelo. Fila 2 columna 4 ya me había echado su periódico en mi buzón. Elemental, querida Servidora: el del buzón de al lado. Le escribo en la portada "Este es SU periódico"  y se lo echo en el buzón de vuelta. A ver si lo pilla!

Pues no, no lo pilla, con toda la alevosía y nocturnidad, increible pero cierto, el lunes por la tarde el periódico estaba de nuevo en mi buzón!! Será posible?! Indignación es poco! Me lío escalera arriba. Para razonar estaba yo! La suerte que tuvo es que no estaba, así que le dejé el periódico en la puerta junto con una cabeza de caballo. Bueno, quien dice cabeza de caballo dice post-it. Eso sí, igual de amenazante. 

Estamos a miércoles y cierto es que de momento parece que el post-it ha funcionado, porque el periódico no ha vuelto por mi buzón. Lo captará? Espero que sí, porque si no voy a tener que ir al plan C.

Plan C: alguna idea?

Polonia

La República de Polonia, país situado al este de Alemania, miembro de la unión Europea y cuya población ronda los 38 millones y medio de habitantes. Cuna de la única persona del mundo en posesión de premios Nobel en distintas especialidades, que, recordemos, se trata de una mujer. Casi igual de importante, cuna también de Polanski (esto último no viene en wikipedia), motivo por el que he añadido Polonia a mi lista de regular peregrinage. 

Anoche volvimos de pasar unos días allí. No era la primera vez que iba, ya he estado varias veces, y cada vez que voy me sorprende más cómo una nación con una latitud tan próxima a la germana, puede tener una mentalidad tan próxima a la española. Nada tiene que envidiar el Lazarillo de Tormes al de Varsovia! Pero esta visita ha sido distinta. Por qué?, os estaréis preguntando... Pues porque ahora “hablo” polaco... [silencio, solemnidad, tensión en el aire, estepicursor rodando, graznido de cuervo] Sí, eso es lo que Polanski les ha dicho a sus padres. 

Y ahí estoy yo, con mi (futura) suegra, entablando conversación. Naturalmente no entiendo todo lo que me dice. Pillo una palabra por aquí, otra por allá e interpolo. En mi cabeza nuestras conversaciones se suceden así: 
  • Dime Servidora, qué opinión te merece el resultado de las recientes elecciones en India? 
  • Esto es mesa. Eso es ventana. La ventana es blanca. 
  • Entiendo. Y dime, qué planes tenéis para este verano? Os vais de vacaciones a algún sitio? 
  • Café, por favor. Sin leche.
  • Y que tal en el trabajo? 
  • A las siete y media.
Luego está mi (futuro) suegro, tal vez más consciente de mis limitaciones idiomáticas. De cada dos frases que me dice, una siempre es “quieres arándanos?” Me estaba preocupando un poco esa fijación con los arándanos, pero luego me enteré de que Polanski le había dicho que me gustan mucho. Vamos, “exageración parental”, como mi madre, que cada vez que viene Polanski a casa le persigue todo el día con una loncha de jamón...
Lo que más me gusta de mis visitas a los Polansky es la degustación de los manjares caseros súper bio preparados por mis suegros (mi vocabulario culinario es sobresaliente!). Precisamente light no es, y por supuesto como buenos padres me ceban todo lo que pueden y más y tengo que probarlo todo aunque reviente... y yo que soy tan sacrificada... y está todo taaaaaaaaaaaan rico! Me podría pasar el día comiendo pierogi, uno de cada y luego volvemos a empezar... Y la carne, y las salsas, y los postres... Todo por la causa! Si una tiene que sacrificarse, se sacrifica!
Pero llegamos al único “contra” nacional... que en sí, no es un contra... lo es solo para mi ego. Quiero preguntar y pregunto: exactamente qué proporción de mantequilla y carnaza incluye la dieta polaca para que las mujeres de este país carezcan de celulitis, lorzilla y cartucheras? Mi (futuro) cuñao no ayuda. Su novia de este mes, modelo. La del mes pasado, modelo. La de mayo, no era modelo pero porque no querría, porque atributos tenía de sobra! Todas me sacan un palmo.
Menos mal que yo siempre veo la rosa y no la espina (Kahlil Gibran), el vaso medio lleno (mi abuela), la oportunidad en toda dificultad (Winston Churchill ), y fackitol (Servidora Tedesca) también. En lugar de traumatizarme, prefiero darle la vuelta a la tortilla: yo no soy bajita-gordita-celulítica-acneica-estriada. Yo soy “exótica” en Polonia.

Zanjando y concluyendo mi crónica polaca, os dejo con la moraleja de esta historia [sí, hoy la historia tiene moraleja]: las blueberries son arándanos azules en castellano, cuantos más pierogis comas, mejor y el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija (que siempre es bueno recordarlo).