El bosque cementerio

Una nada despreciable cantidad de individuos, la mayoría, ante la posibilidad de mudarse a vivir al lado de un cementerio, contestarán con elusivas incluyendo vocablos del tipo: “grima”, “mal rollo”, “yuyu”, “lagarto, lagarto” y suma y sigue. En algún momento yo fui una de ellas, pero todo eso cambió en Irlanda, donde descubrí lo increíblemente bonito e inspirador que puede resultar un cementerio. Y ahora, viviendo al lado del más bonito de Munich, palabras como “yuyu” o “mal rollo” son las últimas que me vienen a la cabeza.

Por un lado, indiscutible, está la proximidad a la muerte. Si bien todos entendemos que tarde o temprano nos va a tocar, en ocasiones, juzgando por la facilidad con la que empleamos el término “problema”, parece que se nos olvida. A veces, desgraciadamente, nos tiene que pasar algo realmente duro para que las trivialidades que nos abruman cada día recuperen el nivel de insignificancia que realmente les corresponde en la escala de valores de nuestra vida.

Cada vez que entro (y sobretodo, salgo) de este lugar, siento que mis prioridades vuelven a su sitio y cada cosa tiene la importancia que tiene, ninguna más. Y también, escribo entradas como esta... Posiblemente (sin duda) lo vea así porque no son los míos a los que entierran aquí cada día. Pero éstos también han caído y seguirán haciéndolo. Y si mi dolor sirve para que otros aprecien más la vida, pues qué mejor salida.

Luego está la paz. “Friedhof” (“cementerio” en alemán) literalmente traducido, significa “patio de paz”. Y en el bosque cementerio, la paz es tanta que no cabe. Las tumbas, muchas centenarias, a veces pequeños panteones, están perfectamente integradas en el paisaje, en absoluta armonía. Si te pierdes lo suficiente como para llegar al centro, encontrarás un lago rodeado de espacio y de silencio. Y si normalmente es precioso, en otoño es que no tengo palabras. 
Para que veáis que no exagero lo más mínimo, aquí dejo algunas de las fotos que he tomado estos días.








"Food for thought" para esta tarde de domingo:

“Aprende como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir mañana.”
Mahatma Gandhi


2 comentarios:

  1. Menos mal... Creí que era la única a quien le gusta visitar cementerios. :-)

    Preciosas las fotos y el sitio.

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