El día "D"

Érase una vez, hace muchos, muchos años, una pequeña e inocente Servidora que, como todos los niños, rebosaba curiosidad por entender este mundo que nos rodea... Eran tantas las cuestiones trancendentales que no podía dejar de plantearme: por qué flotan los barcos? (curiosamente nunca me preocupó tanto saber por qué vuelan los aviones), por qué solo hay albaricoques en verano? Por qué no pueden vernos los señores de la tele? Y por supuesto, el clásico: cómo se hacen los niños?

No recuerdo qué edad tenía cuando lo descubrí. Sé que fue a la salida del colegio, de camino a casa. Mi madre me lo explicó de la forma menos explícita que pudo, pero fue suficiente. El daño estaba hecho. Si bien no estoy muy segura de cómo salió/saqué el tema, lo que recuerdo con claridad cristalina es lo primero que pensé tras ser aleccionada: tiene que haber otra manera!

Sí, muy equivocada no estaba, hay otras maneras... Pero como habréis imaginado, superé el trauma :-) Con el paso del tiempo el método tradicional me dejó de parecer repugnante y bueno, ya sabéis cómo acaba la historia...

Pues de alguna manera, tenía yo la esperanza de que tres cuartos de lo mismo me pasaría con el parto. “Seguro que una vez embarazada te parece mucho menos dantesco”, pensaba yo, “ya se encargarán las hormonas”. “Billones y billones y billones de mujeres han dado a luz y han sobrevivido”, “el cuerpo está preparado para esto”...

El domingo tuve el curso de preparación al parto. Craso error. Seguro que hay muchísimas mujeres a las que entender exactamente y visualizar (con todo lujo de detalles) la mecánica del tema les tranquiliza y resulta súper reconfortante. Desgraciadamente, no ha sido mi caso. Si ya estaba acojonada antes de hacer el curso, ahora ya ni te cuento! Mucho la tuvo que liar Eva para que nos castigasen así, con lo tranquilitas que paren las cebras!

Que yo no soy de agujas, que es ver una y ponerme a temblar! Y de sangre, mejor ni hablamos. Para que os hagáis una idea, me mareé al ver salir una placenta de peluche de una muñeca maniquí, eso sí, de tamaño real. Hala, ya lo he dicho.

[Nota: Sí, al parecer hay placentas de peluche, con su cordón umbilical y todo. Sin comentarios]

Cómo puede ser que, con todo lo que hemos avanzado en todos los aspectos, que hay internet hasta en la jungla, que tenemos tecnología ADT, cómo puede ser que no hayamos sistematizado un poco todo esto del parto?? No sé, un chicle súper dilatador o un parto por ósmosis. Alguien por ahí que investigue estas cosas?

Mientras tanto, intentaré prepararme para “el día D” siguiendo la sofisticada técnica de respiración que nos han enseñado en el curso: “inspirar, espirar, inspirar, espirar, inspirar... y recordad, no os olvidéis de espirar”.

Ah bueno! Estoy salvada.


3 comentarios:

  1. Aportación de la conversación en Facebook:
    http://iheartguts.com/collections/plush-organs?page=1

    Visceritas de peluche para todos los gustos, placenta incluida...

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  2. Supongo que a estas alturas ya habrás pasado por la charla del hospital (ahí por fortuna y razones de tiempo no lo hacen tan explícito), así que lo peor del material informativo está superado ... después del día D ya no hace falta ayuda para no dormir ...
    Por cierto, la placentita de peluche pertenece a la categoría de souvenir o a la de artículo de coña? :)

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    1. No. Vale ya de charlas... Abogo por la ignorancia esta vez...

      Pues no me lo había planteado! Igual estas visceritas de peluche las compran los médicos como cojín de sofá... Una amiga tiene un esqueleto completo en su habitación, luego no me estrañaría encontrarme una próstata de peluche en su casa!:)

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