La moqueta siempre llama dos veces

Ayer fui a visitar a mi amigo Charlie. Tuve que ir a su casa porque desde que se puso a cambiar moquetas por tarimas, es el único hábitat en el que es posible encontrarle. 

Y allí aparece, pálido, desvalido, vista extraviada... En cinco años compartiendo pupitre nunca le había visto tan calamitoso...

- Charlie, cuéntame, qué males te acaecen?

- Sabes, a mí me enseñaron que la entropía del universo siempre aumenta. La taza rompiéndose contra el suelo, el huevo convertido en tortilla, el templo maya cayéndose en pedazos porque Indiana Jones ha decidido que es buena idea llevarse algún objeto sagrado... Y entonces decidí cambiar yo mismo el suelo de la habitación.

Mis amigos me alentaron: “Poner la tarima es muy fácil, lo puede hacer cualquiera. Un par de briconsejos y en nada lo has terminado. Contratar al alguien, es perder el dinero.” 

Y así me imaginaba yo el fin de semana: sábado por la mañana, quito la alfombra y el rodapié y los llevo al vertedero. Sábado por la tarde, voy a la tienda de bricolaje y empiezo una de las habitaciones. Domingo por la mañana, termino esa habitación y hago la otra. Domingo por la tarde, quedo con mis amigos y relato orgulloso mi pequeña aventura. Subo de nivel como manitas y podré decir a los nietos eso de “con estas manos puse yo este suelo”.

Pero no. Qué iluso! Una vez más en la larga lista de cosas para las que se subestima el tiempo necesario, se juntaron la creencia en la autoeficacia y el desconocimiento profundo, para dar un error de más del 1000%.

-  Tú sabes quién tiene la culpa de todo esto, no?

-  Yo? El profesor de termodinámica? Indiana Jones?

-  No, Bricomania. Yo dejé de verlo por eso. Nos hace creer que en un plisplas cualquiera puede construir una mesa camilla y mira, salvo que sea de IKEA, no señor, no. Además, me causaba crisis existenciales..., pero bueno, estamos hablando de ti. Y por dónde vas? Te queda mucho?

-  El caso es que poco después de arrancar la alfombra empecé a descubrir partes de mis habitaciones que nunca había visto y que ojalá no hubiese descubierto jamás.

-  Hombre, eso es normal, pero con una espátula lo quitas o lo tapas, según proceda y a otra cosa mariposa [lo véis, parezco el de Bricomania!].

-  A la espátula la negué tres veces: cuando la compré, porque tenía el canto inclinado y me pareció que eso no había sido nunca así. Cuando tenía que quitar la gomaespuma [jiji, no puedo evitar acordarme del niño de la peonza] de la parte inferior de la alfombra, porque con el cepillo de acero creí ser más rápido. Y por último, cuando había que quitar los restos de pegamento, porque creí que ya nada me podía salvar de llamar al albañil. Entonces cantó el gallo. 

Y el caso es que egipcios, griegos, romanos y franceses (que también la descubrieron independientemente) no podían estar equivocados.

-  Bueno hombre, no te preocupes, esto con internet y la ayuda de la espátula seguro que lo solucionamos. Has preguntado a tus vecinos? No les subestimes! Mira yo con la señora Molinero, y el arsenal que tenía.

-  Ah, sí, mis vecinos... El caso es que el cortar las planchas de la tarima principalmente los fines de semana, igual no está ayudando a mejorar mi relación con ellos. Es más, mi conocimiento sobre las leyes de ruido en un inmueble aumenta de forma inversamente proporcional al progreso con la tarima (una pena que los medidores de decibelios fuesen tan caros ...).

-  [Aquí yo le preguntaría si no estará empezando la obra a las 7 de la mañana... pero entiendo que no procede hurgar más en la llaga]

-  Quién sabe, quizá esa pradera de pelillos púrpura y su fauna endógena tenía mucha más entropía que la tarima flotante con la que intento sustituirla y por eso ahora el peso de las leyes de la termodinámica cae sobre mi espalda.

-  La entropía nunca es blanca o negra, Charlie.

-  Quién es más listo, la alfombra zombie, la física o mi traumatólogo... se sabrá esta semana. Quieres más tarta de queso?

-  Uhm, mejor de chocolate ahora.

Qué puedo decir. Dios nos cría y nosotros nos juntamos. Me encanta tener amigos cuyas peripecias no solo nos matan de risa alrededor de un café, sino que además son “Fackitol material” total!

Charlie, a tus nietos no les podrás contar que dominas la espátula..., pero yo te aseguro que para entonces aún nos estaremos riendo de la pelusilla púrpura que posiblemente continue supurando tras la tarima!!

1 comentario:

  1. Mi traumatólogo me dijo que este año estabamos cayendo como moscas y me recomendo tomar reposo, así que he decidido tapar lo que quedaba con un poco de grava, poner un par de bonsáis y montarme un jardín zhen bajo techo. El de la tienda de bricolaje me miró un poco raro cuando le conté mis planes, pero nunca llueve a gusto de todos ...

    ResponderEliminar