Los tres mosqueteros


Hay que ver, la de tiempo que llevo sin despotricar sobre el curro, verdad? Y, por qué puede ser eso? Pues porque he encontrado un recodo de paz en la furia de Mordor. El edificio sur, como cabía esperar, es un lugar relajado. La verdad es que desde que me alejé de Komander las cosas son tan... normales. He vuelto a revivir lo que es eso, tener un trabajo normal, con un jefe normal, con el que se puede hablar y que no espera que le leas la mente (bueno, alguna vez sí... pero dentro de lo normal en los jefes).

Tener un trabajo normal con un jefe normal tiene mucho de bueno: bajo riesgo de taquicardia, reducción de instintos asesinos, menos ticks nerviosos, ser más soportable (hablo de mí)... Lo único malo es que no da para posts dantescos, como en los tiempos de Komander. Mi salud lo agradece.


Aún así, creo que toca hablar de mi ya-no-tan-nuevo curro.

Mi equipo es enorme comparado con el anterior, aunque yo realmente solo trabajo con mi jefe y mi compi de oficina. He estado pensando en cómo bautizarnos para propósitos bloguísticos. Tras mucho divagar y descartando a “las tres gracias” (por lo poco que esconden), “los tres cerditos”(por la moraleja), “los Bee Gees” (por sesenteros) y “las brujas de Eastwick” (muy a mi pesar), al final me he decantado por “Los tres mosqueteros”.

Mi jefe, al que llamaremos Cachopán por comparación con Komander, es un alemán cincuentón con muchas tablas y un tope en las cuerdas vocales, que le impide decir una palabra más alta que otra (yo aún no le he visto enfadado...). En uno de sus largos viajes por España se enamoró del dominó y de su esposa (a juzgar por lo que cuenta, yo creo que en ese orden), y ahora es adicto. Viaja a menudo al país de sus sueños (y a veces, los mios) a jugar en torneos profesionales.

De mi compi de oficina, solo puedo decir que es un hombre tranquilo. Wayne le llamo. Su pasaporte dice que es italiano, pero yo solo se lo noto en el acento. Su tiempo de reacción siempre supera los 5 segundos, tanto para tomar una decisión de las que cuestan millones como para decirte que sí quiere un azucarillo más en el café. Así es él.

Y aquí la justificación de por qué me he decidido por los mosqueteros: contamos con nuestro D'Artagnan , que en este caso es "D'Artagnana", la becaria de nuestro departamento (sí, tenemos becaria y todo!). Se llama Magdalena, pero yo la llamo Muffin, porque es más internacional y porque, además de hacer sus cosas de becaria, esta mujer dirige una fábrica de perdición en su tiempo libre. No hay día que no nos deleite con alguna de las suyas: muffins (como su nombre indica), tarta, galletitas... Mis cartucheras la adoran y gracias a ella no quepo en la mitad de mi ropa del año pasado.

Ya sé lo que estáis pensando... Y Yúsles? Pues debo decir, que a día de hoy sigo sin identificarle... Es verdad que la mayoría del equipo sigue inexplorado (aquí estoy yo, a lo Indiana Jones, buscando al Yúsles perdido).

En cualquier caso, como mi teoría es mía y si no la sigo yo quién la va a seguir, de acuerdo con ella y hasta que se demuestre lo contrario, Yúsles voy a tener que ser yo...

De momento, es una vida a la que me podría acostumbrar ;-p


2 comentarios:

  1. justo te lo iba a decir! que todo apuntaba a que Yúsles eras tú!

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    1. ;-) Sabes qué? Que me lo he "ganao"!!. A ver si dura...

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