El rey del mambo

En honor a la verdad y para que no todo sea despotricar, debo decir y digo, que Polanski está haciendo verdaderos esfuerzos por acercarse a mi cultura. No, no estoy hablando de su amistad inquebrantable con Serrano y Manchego, ni de lo bien que se ha adaptado al concepto cañita + tapita. Me refiero a su interés por aprender el idioma, conocer el país, su cine, su música... y en ocasiones alguna que otra idea que se le ocurre que escapa un poco a mi entendimiento.

Me explico: por más que le he insistido en que eso de “typical spanish” tiene más bien poco, ha decidido que como bueno español tiene que aprender a bailar salsa. Ya, pobrecillo, que le voy a hacer... igual un día me trae un sombrero mariachi a casa, por si me da morriña. Yo le he intentado desviar hacia el pasodoble, sevillanas, Paquito el chocolatero, pachanga pura y dura, en fin, lo typical spanish. Pero nada, él en sus trece. Cabezón el polaco. Que quiere salsa? Pues salsa.

Por no quitarle la ilusión, accedo a ir a un taller de estos de prueba. Le veía tan motivado, tan seguro de sí mismo y tan tremendamente desconocedor del baile en general y de la salsa en particular, que por un momento pensé que nos apuntaba directamente al curso de avanzado-super-profesional (ay Hollywood, cuánto daño has hecho!). Pero no, se ve que le pudo la prudencia y empezamos con el nivel cero-tirando-a-negativo. Menos mal.

A toro pasado diré: no tengo ni la más remota idea de lo que pensaba Polanski que iba a ser aprender a bailar. Creo que en su cabeza la profesora ponía la música y todos nos convertíamos en pequeños Patrick Swayze y Shakiras. Su gozo en un pozo, me temo. Allá que va la profe y empieza a contar del uno al siete saltándose el cuatro, y paso pa la derecha y paso pa la izquierda. Ahora giramos. Y ahora con la chica. Con esa no! En fin. Mareao como el pato.

Por si ésto no complicase ya las cosas lo suficiente, además la criatura tiene un deje baloncestil que le impide bailar sin dar saltitos, con lo que pierde demasiado tiempo “en el aire” como para encima poder dar los pasos a tiempo. Un desastre total. Polanski indignado con los elementos en general y conmigo en particular, por dar los pasos bien. Vamos, que la tontería de su “integración” casi me cuesta a Polanski en sí.

Cabizbajo, nada más llegar a casa, me enseña una entrada de wikipedia: 

- Pues tenías razón, la salsa no es typical spanish...
- Ven, te voy a enseñar a hacer gazpacho, que esa sí es española.

En fin, paciencia.


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